Un clásico del siglo XX. Edición de bolsillo en dos tomos.

Liberado en una reunión de familia.

Leí las primeras 100 páginas, 5 capítulos completos de la novela. Llegado a ese punto, tomé una decisión: lo voy a dejar acá. Es un desafío al lector. No estoy en un momento de mi vida para dedicarle semejante esfuerzo (que lo requiere) para una narración que suele hacerse incoherente, inconexa. Si bien se trata de un paralelo de la obra de Homero, de la cual no se hace referencia ninguna (al menos hasta donde yo llegué), que falta una mínima linealidad al relato.
Soy consciente que se trata de una obra consagrada por la crítica mundial pero no estoy dispuesto a seguir adelante

Leí un capítulo más y confirmé todo lo que venía pensando. Es un libro que no produce placer, el placer intelectual de la lectura, no siento eso para nada. Me resulta un esfuerzo, un sacrificio, me da ganas de saltear los párrafos. Así me viene pasando hasta donde llegué y no creo que vaya a cambiar. No digo que no sea un gran escritor, no voy a quitarle mérito a una novela tan destacada y valorada. Me da la sensación que es de esos tipos de libros que envejecen. El estilo en su momento pudo haber sido un impacto porque realmente rompe todas las reglas, todas las formas de escribir una historia, será que a esta altura de mi vida no estoy para soportar estos experimentos literarios, no puedo seguir adelante. Lo dejo aquí, a mitad del primero de los dos volúmenes de esta edición.

Ernesto

De regreso a la biblioteca de casa.