Durante siglos han vivido en secreto entre las verdes y brumosas colinas del norte de Inglaterra. Criaturas de extraordinaria belleza, poder y sensualidad, que poseen la habilidad de cambiar la forma humana y transformarse en dragones. Ahora, su secreto —y su supervivencia— se ve amenazada por una tentación que romperá cualquier atadura...
Apodado El ladrón de humo, un atrevido ladrón de joyas es confundido por la policía de Londres. Sus acaudaladas víctimas afirman que el ladrón puede atravesar las paredes y desvanecerse en el aire. Pero Christoff, el carismático marqués de Langford, conoce la verdad: el ladrón no es un humano corriente sino un "runner" que huyó de Darkfrith sin permiso. Como líder de los Dra’kon, es deber de Kit capturar al fugitivo antes de que los secretos de la tribu sean revelados a los mortales. Pero ni siquiera Kit sospecha que el Ladrón de humo pueda ser una mujer.

Clarissa Rue Hawthorne sabía que sus peligrosas proezas atraerían la atención de los dra’kon. Pero no esperaba que fuera el propio Christoff quien fuera a Londres, luciendo la joya más valiosa de la tribu —el diamante Langford— como cebo. Desde que puede recordar, Rue ha vivido como un halfling —mitad dra’kon, mitad mortal— y como proscrita en ambos mundos. Siempre ha amado al guapo y malintencionado Kit desde la distancia, el único modo seguro para ella. Pero ahora ya no es la muchacha tímida y timorata que una vez fue. Es la primera mujer capaz de hacer el "Cambio" en cuatro generaciones. De modo que, ¿por qué siente aún la embriagadora sensación de vulnerabilidad siempre que él está cerca?

Desde el mismo instante en que la vio, Kit supo que esa fascinante, poderosa y bella mujer era su igual y que estaba destinada a ser su novia. Y, según dictan las leyes de los dra’kon, Rue sabía que ella era la profetizada marquesa. Pero ambos se arriesgarán al destierro, o a algo peor, por lograr una oportunidad de alcanzar algo más grande. Por el momento Rue está bajo su cautiverio, el diamante ha desaparecido y ella le ha hecho una peligrosa proposición a la que un hombre como Kit no puede resistirse...