Vivir adrede

by Mario Benedetti | Literature & Fiction |
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Journal Entry 1 by EtnaicsurF on Saturday, May 10, 2008
los sentimientos se deslizan, a veces se refugian en guaridas de amor, pero cuando emergen al aire preso o libre, dan el color al mundo... gracias a ellos, a los sentimientos, tomamos conciencia de que no somos otros, sino nosotros mismos. Los sentimientos nos otorgan nombre , y con ese nombre somos lo que somos 11

andamos por el mundo con el miedo a cuestas como si fuera un pudor obligatorio o en su defecto una variante del fracaso 12

los escépticos se burlan de los demás y de sí mismos. Se aburren de creer y no echan de menos las ausencias. Los optimistas vencen al tedio y a la fiebre. Aprenden del ayer y no lo borran. Conocen y reconocen que vendrá algo mejor y desde ya preparan la bienvenida. Los escépticos van y vienen sin nada. Y lo que es peor, sin nadie. Abrazan el pesimismo como único consuelo. Inventan una tristeza sin lágrimas, dura como una mueca. Los optimistas se entienden con el río y con el cielo que lleva en su corriente. Saben que allí navega la tutela más leal, más respetable, y asumen el alma como agua. Los escépticos son apenas mendigos, y el tiempo que transcurre les deja su limosna. No logran escapar del viejo laberinto y reciben mensajes que son indescifrables. Los optimistas en cambio guardan a menudo algo de gloria, que no es siempre la de hoy ni la de antes. Hacen un nudo con las certidumbres y llenan su bolsillo de poesía 13

el tiempo es como el viento, empuja y genera cambios 14

lo imposible es una burla de los dioses... todos venimos al mundo con la obsesión de un imposible... algunos lo llaman utopía, pero la utopía es más seductora. No tiene puertas cerradas como lo imposible. No nos desprecia como lo prohibido. La utopía tiene la gracia de los mitos, la maravilla de las quimeras. Si tenemos ánimo, paciencia y un poco de ilusión, podemos navegar en la barcaza de la utopía, pero no en el acorazado de lo imposible 18

la secillez es una de las virtudes más complicadas de este viejo mundo... hay críticos que son propensos a elogiar solamente a aquellos poetas misteriosos, cuyas obras son comprendidas por muy pocos... si uno lee a Baldomero Fernández Moreno o a Antonio Machado, y capta la sabiduría de su sencillez, quisiera salir a abrazarlos, como si aún estuvieran ahí, con su pluma en ristre. Cómo enseñan, cómo abren sin prejuicios las puertas de su vida y nos regalan las llaves para que abramos la nuestra. Todo mandante, ya sea el mandamás como el mandamenos, se afana (sobre todo cuando afana) en no ser sencillo. La dificultad es su muro de contención, su bastión, su blindaje. En la sencillez, los hombres y mujeres se amparan, se comprenden, se alivian. En la complejidad, en cambio, se ven con desconfianza y con rencores. Cómo no tener en cuenta que la muerte es la cumbre de la sencillez 19

los ecos nos siguen o más bien nos persiguen, pero su compañía, aunque sea clamorosa, nos sirve de poco. Es como una jubilación de la pobreza. Con ellos vamos, un poco desolados, porque ansiamos verdades y no reflejos, hechos y no desechos. Nada podemos reclamarles porque son presencias fantasmales, espejos de lo que oyeron y ya no está, parodias de la muerte. Yo dejo que suenen y resuenen. Allá ellos. Yo prefiero entenderme con mis voces 23

en mi alma hay un pozo y en mi sangre hay un náufrago. Mis pensamientos quieren por unanimidad llevarme al sacrificio, pero mis sentimientos pagan el rescate y me evado con ellos 24

la condición de miserable es un tumor del alma, casi siempre incurable, porque el alma no admite cirugías... los que son miserables consigo mismos, esos que le hacen zancadillas a su buena fe, o sea los que se borran de su propia memoria para convertirse en solemnes granujas 64

todos somos un poco esclavos de nuestras costumbres, porque ellas no nos sueltan, nos diseñan un carácter o adjudican un temple... hay quienes cargan con las costumbres en la valija, pero ¡ay cuando la dejan olvidadad en el aeropuerto o en la casa de la amante número dos! 73

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