Fábulas
by Iriarte, Samaniego | Literature & Fiction | This book has not been rated.
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Disponible para llevar en la academia Educábitat Sur, Avenida de Alemania 14, Sevilla, en el barrio Los Bermejales (Sevilla, España).
El País - Clásicos españoles - 206 pág.
Tomás de Iriarte y Félix María de Samaniego.
Tomás de Iriarte (1750-1791) nació en Tenerife y estudió en Madrid, donde participó de las tertulias literarias y conoció a los ilustrados más importantes. Su primero amigo y más tarde enemigo Félix María de Samaniego (1745-1801) nació en La Rioja alavesa, fue miembro de la Sociedad Vascongada de Amigos del País y dirigió una institución educativa laica para nobles vascos: el Seminario de Vergara. Tanto uno como otro –los mejores escritores de fábulas en lengua castellana– sufrieron la persecución de la Inquisición por su espíritu aperturista.
Fábulas.
La Ilustración se plantea la modernización del país a través de la educación. Así, la fábula se convierte en el género preferido del siglo XVIII, pues permite enseñar entreteniendo, «unir la utilidad con el deleite». Con un lenguaje sencillo («¿Os puedo yo decir con mejor modo / que sin la claridad os falta todo?») se presenta una breve narración ejemplar puesta, las más de las veces, en boca de animales. Las fábulas de Samaniego estuvieron presentes en todas las escuelas hasta mediados del siglo XX.
El País - Clásicos españoles - 206 pág.
Tomás de Iriarte y Félix María de Samaniego.
Tomás de Iriarte (1750-1791) nació en Tenerife y estudió en Madrid, donde participó de las tertulias literarias y conoció a los ilustrados más importantes. Su primero amigo y más tarde enemigo Félix María de Samaniego (1745-1801) nació en La Rioja alavesa, fue miembro de la Sociedad Vascongada de Amigos del País y dirigió una institución educativa laica para nobles vascos: el Seminario de Vergara. Tanto uno como otro –los mejores escritores de fábulas en lengua castellana– sufrieron la persecución de la Inquisición por su espíritu aperturista.
Fábulas.
La Ilustración se plantea la modernización del país a través de la educación. Así, la fábula se convierte en el género preferido del siglo XVIII, pues permite enseñar entreteniendo, «unir la utilidad con el deleite». Con un lenguaje sencillo («¿Os puedo yo decir con mejor modo / que sin la claridad os falta todo?») se presenta una breve narración ejemplar puesta, las más de las veces, en boca de animales. Las fábulas de Samaniego estuvieron presentes en todas las escuelas hasta mediados del siglo XX.