Don Álvaro o la fuerza del sino
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Adquirido el 5 de diciembre de 1998.
Un drama romántico de los dos que han trascendido el ámbito de filólogos y eruditos (el otro, cómo no, es el Don Juan Tenorio de Zorrilla). Mi primer contacto con él tuvo lugar en séptimo u octavo de EGB; el libro de texto reproducía las pavorosas escenas finales y tuvimos que leerla en voz alta y realizar unos ejercicios de comprensión. Curiosamente, uno de dichos ejercicios consistía en poner en negativo la sentencia: “¡Infierno, abre tu boca y trágame!” de Don Álvaro. Lo cual quedaba en un delicioso: “¡Infierno, no abras tu boca ni me tragues!”, frase que siempre he recordado como el máximo exponente de la sublime educación literaria que tuve el gozo de recibir en la escuela. Aún no entiendo cómo salí de allí sabiendo leer.