Cien años de soledad
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Adquirido el 4 de septiembre de 1996.
Se considera la obra cumbre de Gabriel García Márquez, y ha sido concienzuda y descaradamente plagiada por Isabel Allende (y parece mentira que nadie lo haya dicho en voz alta). Personalmente, no es de mis favoritas de este autor; me gusta muchísimo más El coronel no tiene quien le escriba. El problema de Cien años de soledad no es que el lector se pierda en la complicada genealogía de bastardos de los Buendía (después de leer El Don apacible, de Cholojov, a nadie debería preocuparle un árbol familiar enrevesado), sino que muchos personajes son exageradamente contradictorios con ellos mismos y con los conflictos que plantea el autor. Esto hace que, en mi opinión, la vida de cada personaje - con la sola excepción de Úrsula Buendía - sea completamente intercambiable con la de cualquier otro. Al destruir la individualidad de los personajes en favor de su concepto de clan, la novela pierde bastante interés, porque ya da igual quién haga qué.
El famoso realismo mágico hispanoamericano está muy bien logrado - en mi opinión, mejor incluso que en Pedro Páramo de Juan Rulfo - y es fácil de asimilar para cualquiera, aunque no esté familiarizado con el recurso, lo que tal vez justifica el éxito de esta novela. La recomiendo a todo lector que no espere mucha verosimilitud pero sepa admirar la destreza narrativa de un gran autor.
Se considera la obra cumbre de Gabriel García Márquez, y ha sido concienzuda y descaradamente plagiada por Isabel Allende (y parece mentira que nadie lo haya dicho en voz alta). Personalmente, no es de mis favoritas de este autor; me gusta muchísimo más El coronel no tiene quien le escriba. El problema de Cien años de soledad no es que el lector se pierda en la complicada genealogía de bastardos de los Buendía (después de leer El Don apacible, de Cholojov, a nadie debería preocuparle un árbol familiar enrevesado), sino que muchos personajes son exageradamente contradictorios con ellos mismos y con los conflictos que plantea el autor. Esto hace que, en mi opinión, la vida de cada personaje - con la sola excepción de Úrsula Buendía - sea completamente intercambiable con la de cualquier otro. Al destruir la individualidad de los personajes en favor de su concepto de clan, la novela pierde bastante interés, porque ya da igual quién haga qué.
El famoso realismo mágico hispanoamericano está muy bien logrado - en mi opinión, mejor incluso que en Pedro Páramo de Juan Rulfo - y es fácil de asimilar para cualquiera, aunque no esté familiarizado con el recurso, lo que tal vez justifica el éxito de esta novela. La recomiendo a todo lector que no espere mucha verosimilitud pero sepa admirar la destreza narrativa de un gran autor.