Eran tiempos en los que en arte la originalidad apenas significaba nada, porque todo salía fiado del genio y de la poesía. Para ser moderno, tampoco importaba ocuparse de un asunto pretérito y extranjero. Argumentos y personajes pasaban de mano en mano, sin levantar sospechas de plagio. Pero a veces el talento de un hombre superior lograba recoger del dominio púbico uno de esos caracteres, elevarlo a la categoría de mito e inmortalizarlo para siempre. Eso mismo ocurrió con Hamlet, aquien Shakespeare despojó de algunos rasgos demasiado primitivos o elementales, y le prporcionó otros que han hecho de él el personaje que hoy conocemos, encarnación de la melancolía y el pesimismo, descubriendo en todo corazón humano lo que en él hay de la sombra de Hamlet.

Se lo ganó Srdemagadevigo en la cesta navideña.