"'¿Quieres cambiar tu destino, Harek Haraldsson? Llegarán tras el deshielo. Llegarán sedientos de sangre, sedientos de vidas, sedientos de venganza. Y no puedes impedirlo.

¿Quieres cambiar tu destino, Loki? Tu camino está trazado. El camino hacia la traición, el camino hacia la muerte, el camino hacia la destrucción de los nueve mundos. Y no puedes evitarlo.

El destino no se puede esquivar. El destino no se puede cambiar. El destino es.'

Las nornas tejen en su tapiz el pasado, presente y futuro de los nueve mundos, entrelazando los hilos de las vidas de dioses, hombres y monstruos. Ocultas bajo las raíces de Yggdrasoll, las tres hilanderas empiezan a hilvanar un hilo de oro: el hilo de un héroe, Harek Haraldsson, jarl de un clan de vikingos que se prepara para el ataque de otro fiordo con el que mantiene una deuda de sangre. Mientras se debate entre la responsabilidad de proteger a su gente y la tentación de sucumbir a la sed de venganza, Harek ignora que su hilo está entretejido con los hilos de los dioses. De sus decisiones dependerá el destino de los aesir y su victoria o derrota en el Ragnarök, que llegará, como los enemigos de su clan, después del hielo."

Me gusta mucho la mitología, pero conozco infinitamente mejor la griega y la romana que la nórdica. No obstante, la cultura vikinga me atrae lo suficiente como haberle echado el ojo a este título desde me lo encontré en la Feria del Libro de Mairena del Alcor, aunque no lo comprase hasta la de Tomares. De verdad que estaba dispuesta a dejarme fascinar, pero no he conseguido entrar en la dinámica de esta novela: no he empatizado nada en absoluto con los personajes, me ha llegado a cansar tanta demostración de hombría y camadería masculina, ya estoy mayor para esa tensión sexual que más parece de adolescentes hormonados que de adultos y a veces los intentos de evitar el destino me han parecido deshilvanados y sin más objeto que rellenar páginas. Me ha costado Dios y ayuda terminar de leerlo, lo cogía y lo dejaba. Ha sido un triunfo llegar al final.

Espero que quien lo encuentre lo disfrute mucho más que yo.

La Glorieta de Rodríguez Marín se encuentra en el Parque de María Luisa, prácticamente frente al Museo de Artes y Costumbres Populares: allí iré dejando un par de libros a lo largo de toda la semana sobre las nueve y media de la mañana. ¡Suerte con la caza!