Comprado en TikBooks, lo tenía "en búsqueda" desde hacía tiempo.

Interesante. El autor parte de un planteamiento tal vez poco ortodoxo, pero no falto de razón. No tenemos reparo en dedicar nuestro tiempo y recursos a admirar iglesias y catedrales, edificios históricos u obras de arte de todo tipo. Pero hay otro tipo de elementos que nos rodean, cuya existencia ha precisado de esfuerzos intelectuales y económicos no menos importantes, de ideas brillantes, y que además hacen posible en muchos casos nuestro modo de vida.
Y dedica tiempo a acercarse, investigar y contarnos sobre la vida de las torres de alta tensión, de un asesor laboral, del equipo encargado de poner un satélite en órbita o de los asistentes a un congreso de emprendedores, entre otros.
Son episodios mundanos vistos desde el día a día, pero que de cerca, para quien está cerca, representan todo un mundo y que, por su carácter único dentro del tinglado en el que vivimos, pueden ser tomados como verdaderas obras de arte.

Iba a la estantería del Renoir, y se lo queda P. por el camino. Ya le gustó el autor una vez, seguro que esta vez también.