Las tres vírgenes de santo Tomás es un libro que lucha por la liberación mental del individuo, a través de la batalla contra el fanatismo y las ideas represoras que supone una educación religiosa llevada, en este caso, al delirio.

Ondó Mikó, guineano, cambió su nombre por Tomás porque se consideraba la reencarnación de santo Tomás de Aquino. Era un hombre profundamente religioso, pero rayando en el paroxismo fanático. Estaba casado con Teresa, mujer blanca y también muy religiosa, pero en las religiones animistas de Guinea. Tienen tres hijas, María Fátima, María Inmaculada y María Lourdes. Como la pareja no es bien vista en Guinea, se trasladan al país de origen de Teresa, España, donde Tomás decide que quiere que sus tres hijas se conviertan en vírgenes y encarnaciones de su fe religiosa y las recluye en un convento. Sin embargo, cada una de las niñas escogerá su camino a través de sus propias inclinaciones e instintos en una búsqueda constante de la propia identidad en la que se mezclan la inocencia y la perversidad.

En este libro de esta jovencísima autora guineana se funden ambas culturas: lo «español» con las costumbres y rituales africanos, la abundancia de erotismo con una visión ingenua de la vida.

Préstamo a Veleta, en el segundo meetup de enero (Ourense 2011).

Espero que lo disfrutes...

Pues pensé que me iba a gustar mucho más de lo que me ha gustado. Creo que la autora no ha pillado el punto a lo que es criarse en una familia obsesionada por la religión -sea cual sea esa religión - y donde todo lo que haces es pecado. Y creo que también se ha equivocado en la trayectoria del personaje principal: o sea, que como no pasa por el aro, se convierte en una puta, lo que pasa es que es una puta vírgen. Quizás es que estos dos temas han sido recogidos por otr@s autores de una manera más fideligna y lógica. Me parece una pena, porque la trama de la contraportada me resultaba muy interesante, pero se ha quedado en demasiada paja mental por parte de la autora.

Devuelto a Jotage. Una edición de lujo, desde luego.

De nuevo en casita...