Como ya conté en el journal de La brecha, estos libros fueron obsequio inesperado del autor y, dado que llegaron desde México, me parecía correcto que siguieran viajando y por tanto he organizado un bookring (con poco éxito, por ahora).

La contraportada es una putada, porque pisa el final de mala manera, sin contar que miente porque se contrata a Marilola como enfermera, pero la copio a continuación de todos modos (soy así de maligna):

"Joaquín ha dedicado su vida a la búsqueda del conocimiento. Para lograrlo, estudia las diferentes corrientes de pensamiento, disciplinas, religiones y prácticas con las que construye el vertiginoso caleidoscopio de su propia filosofía, orientada a comprender las más profundas inquietudes espirituales del ser humano.

Unos pocos días antes de morir, Joaquín contrata a Marilola para que transcriba las grabaciones que él hace de sus experiencias, en las que se conjugan la vida, la muerte, el amor, el descubrimiento, el abandono, la incertidumbre y la perseverancia. Marilola, sin saberlo, se convierte poco a poco en su discípula y Joaquín aprovecha la disposición de la muchacha para estimular en ella la voluntad de buscar sus propias respuestas.

Ha llegado el momento y Joaquín se dispone a morir. Pero la inusitada naturaleza de su muerto no es sino el inicio de un nuevo camino."

Éste es un libro que tendría que haber registrado en caliente, recién leído, cuando mis reacciones y sensaciones al respecto eran fuertes y claras. Ahora, varios días y varias lecturas después, sólo recuerdo generalidades: que me parece exagerada la reacción de Mariloli cuando la exponen a la filosofía, porque ni la búsqueda de la verdad ni la metafísica exigen tanto esfuerzo ni el estudio está reñido con la vida; que se parte de la tesis de la existencia de un Todo y de la Verdad, con mayúsculas, cosa con la que discrepo enormemente; que a fuer de encontrar puntos en común entre todas las filosofías posibles y simbolizar el avance en el camino de la sabiduría, obvia las diferencias irreconciliables e introduce hechos irreales... Si no fuera porque concluye con que cada cual tiene su propia verdad, diría que a veces la novela me recordaba a Paulo Coelho, pero por fortuna no es tajante en sus afirmaciones y no pretende sentar cátedra en ningún momento.

En algún momento se indica que Dios existe y se habla de la Verdad con mayúsculas, pero si cada uno tiene su verdad individual y válida, que refleja un aspecto de la absoluta, ¿cómo se puede pretender llegar a esa revelación última? Es como el principio de Heisemberg: si la observación es una perturbación en el sistema, el hecho de existir y ser una persona individual con su propia versión de la verdad hará que nadie pueda reconocer la absoluta cuando la tenga ante sus ojos, o que probablemente ésta no se revele a los ojos de nadie, ¿no? Sin contar que para reflexionar no hace falta sacrificar tanto como propone el tal Joaquín, para mi gusto...

Para más inri, se reconcilia el cristianismo con el budismo, pero para hablar del desapego en esa religión no se dice más que "hay que buscar bien en la Biblia", lo cual me parece una forma un poco barata de no pillarse los dedos a la hora de unificar doctrinas y presentarlo todo bajo la misma luz.

Estaba leyendo una recopilación de cuentos de Danilo Kis en la que se habla del encontronazo entre Simeón el mago y Pedro: me gusta más cómo lo cuenta Danilo Kis, pero me hizo gracia esa coincidencia en ambas lecturas, ¡ya es casualidad! Porque yo sí creo en la casualidad, por más que este libro hable de ciclos y, en cierto modo, de determinismo.

Como no tengo más ganas de escribir, dejo muchas cosas en el tintero, pero ya las comentaré en el blog o en alguna otra parte :P Al fin y al cabo, se trata de un libro bastante curioso, aunque sólo sea para pararse a discrepar con don Joaquín, pensar que el final es absurdo y el tema del poder asociado a la verdad demasiado fantasioso. Sea por lo que sea, entretiene, que es lo que cuenta.

RELEASE NOTES:

Al final, Almacom se echó atrás con lo del bookring y, ante la imposibilidad de dejar este libro en mano, lo dejaré hoy 23 de noviembre bajo uno de los leones que rodean la fuente que hay frente a la puerta del Archivo General de Indias, sobre las seis de la tarde.

Espero que quien lo encuentre lo disfrute más que yo, que tengo especial manía a este tipo de libros.