Don Álvaro o la fuerza del sino
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Disponible para llevar en la academia Educábitat Sur, Avenida de Alemania 14, Sevilla, en el barrio Los Bermejales (Sevilla, España).
El País - Clásicos españoles - 141 pág.
Ángel de Saavedra, duque de Rivas.
(Córdoba, 1791-Madrid, 1865) tuvo una vida tan intensa y convulsa como lo fue el propio siglo XIX. Liberal progresista en su juventud y más tarde conservador, sufrió –como tantos otros en su época– el exilio en dos ocasiones. Durante la Guerra de la Independencia luchó contra las tropas napoleónicas y resultó herido grave. Más tarde fue diputado, presidente del Ateneo, ministro, embajador en Nápoles y París, presidente de un breve Gobierno que duró menos de 48 horas, y también presidente de la Real Academia de la Lengua y del Consejo de Estado.
Don Álvaro o la fuerza del sino.
«Una estrella adversa», un sino ineludible, parece perseguir a don Álvaro, quien se ha atrevido a desafiar las convenciones sociales. Amores imposibles, destinos trágicos, muerte, violencia, pasiones desatadas que la misma naturaleza refleja en sus montañas escarpadas y sus cielos desgarrados por los relámpagos son los ingredientes de esta obra teatral cuyo estreno, en 1835, supuso el inicio del Romanticismo español.
El País - Clásicos españoles - 141 pág.
Ángel de Saavedra, duque de Rivas.
(Córdoba, 1791-Madrid, 1865) tuvo una vida tan intensa y convulsa como lo fue el propio siglo XIX. Liberal progresista en su juventud y más tarde conservador, sufrió –como tantos otros en su época– el exilio en dos ocasiones. Durante la Guerra de la Independencia luchó contra las tropas napoleónicas y resultó herido grave. Más tarde fue diputado, presidente del Ateneo, ministro, embajador en Nápoles y París, presidente de un breve Gobierno que duró menos de 48 horas, y también presidente de la Real Academia de la Lengua y del Consejo de Estado.
Don Álvaro o la fuerza del sino.
«Una estrella adversa», un sino ineludible, parece perseguir a don Álvaro, quien se ha atrevido a desafiar las convenciones sociales. Amores imposibles, destinos trágicos, muerte, violencia, pasiones desatadas que la misma naturaleza refleja en sus montañas escarpadas y sus cielos desgarrados por los relámpagos son los ingredientes de esta obra teatral cuyo estreno, en 1835, supuso el inicio del Romanticismo español.