"Dos crónicas legendarias reconstruyen los avatares de un linaje entroncado en algún perdido valle del noroeste peninsular, desde los albores medievales a su crepúsculo decimonónico. La primera narra casi mil años desde la herencia de una memoria final que atesora un terrible secreto. La segunda cuenta el último invierno de un náufrago en su casona solariega. Son historias de pasión y olvido, de heroísmo y ruina, sustentadas en la tradición oral y narradas con un lirismo lleno de símbolos y capaz de transmitir el fulgor de su emoción originaria.

Luis Mateo Díez recobra en estas novelas cortas la belleza de los viejos relatos que perviven como huellas legendarias de un pasado histórico."

No recuerdo en qué mercadillo solidario compré este libro, si en el de Infanta Elena o en el de Montequinto, pero sí que me lo llevé porque pensaba que era novela histórica. Me equivoqué. Contiene las historias de dos rancios abolengos que con el correr de los tiempos, los cambios sociales, la degeneración de la sangre y los propios vicios y debilidades humanas van decayendo hasta su extinción. Su autor ingresó en la RAE en 2000 y es cierto que el vocabulario relativo a la naturaleza es muy rico. Añadiría que hay cierta belleza en la historia del noble que lo pierde todo en el juego y decide mantener su honor aunque se alimente de ratas, pero no me decido en relación a este libro: creo que es mucho mejor de lo que yo he podido apreciar y aún así no me gustado. Y eso que la primera historia es completa, con celos entre los herederos gemelos, primogénitas deshonradas, amor romántico, sencilla búsqueda de la continuación del linaje... Todos los tópicos que puede abarcar una saga nobiliaria.

El día 22, como anticipo de la liberación en el Arqueológico por el Día del Libro, dejaré en la Glorieta de Rodríguez Marín en el Parque de María Luisa algunos libros. Para los que no la conozcáis, está frente al Museo de Artes y Costumbres Populares. Será en torno a las nueve y media de la mañana. ¡Suerte con la caza!