"El reino de los muertos se construye a partir de los sueños (y pesadillas) de los vivos. Los pulpos conducen autobuses. Dios es un oso polar. Y una autopista atestada de vehículos conduce literalmente al infierno.

Vincent Ettrich y su amada, Isabelle Neukor, cruzaron una vez la frontera que separa la vida de la muerte y regresaron de allí. Ahora, Isabelle lleva en su vientre a un niño muy especial, que podría restaurar algún día el inestable mosaico de la realidad. A menos que los agentes del Caos consigan atraerla de vuelta a la tierra de los muertos... y retenerla allí para siempre.

Con sus ficciones surrealistas, que combinan hábilmente lo cotidiano con lo extraordinario, Jonathan Carroll se ha ganado un cuerpo de admiradores fieles. Sus obras, entre las que se incluye El mar de madera, El museo del perro, Los dientes de los ángeles y Manzanas blancas, le han dado un reconocimiento mundial, y diversos premios que corroboran su talento."

Este ejemplar me lo ha dado un becero madrileño, Loclien, junto con Manzanas blancas y otros títulos de este autor. Lo cierto es que yo tengo mi propio ejemplar de Sopa de cristales, pero cuando lo compré y leí por primera vez no me gustó nada en absoluto: ha sido ahora, tras leer Manzanas blancas, que he tenido el contexto necesario para comprender plenamente este libro. Mi concepto sobre él ha cambiado notablemente ahora que sé de qué va el mosaico de Dios, quiénes son Anjo (el hijo nonato de Vincent e Isabelle) y el Rey del Parque y por qué el Caos está tan interesado en todo esto. Y lo cierto es que lo he disfrutado muchísimo, lo libero tan sólo porque lo tengo duplicado.

Mañana, sobre las nueve y media de la mañana, pasaré por el Parque de María Luisa camino del trabajo y dejaré seis libros en la Glorieta de Rodríguez Marín (frente al Museo de Artes y Costumbres Populares). ¡Suerte con la caza, si os animáis!