Libro donado por MAMEN para la causa BeCera.

Manhattan Transfer narra fragmentos de la vida de una amplísima galería de personajes que tienen como denominador común el espacio y el tiempo en el que se mueven, el Nueva York de los años veinte, así como el principal objetivo de la mayoría de ellos: la obtención rápida y lo más fácil posible de obtener dinero. Lo que marca una clara línea de separación entre ello es la altura a la que sitúan su listo moral. El hecho de que los personajes representen las más diversas capas sociales (trabajadores portuarios, camareros de grandes hoteles, prostitutas, traficantes de alcohol, abogados, sindicalistas...) y las más alejadas procedencias (franceses, irlandeses, caribeños, etc.) confieren a esta obra el carácter monumental retrato de una ciudad. La técnica literaria de collage, que en su momento fue un auténtico hallazgo, sigue funcionando a la perfección y es una de las causas principales de que se considere ésta como la mejor de las novelas de Dos Passos.

Libro reservado para Cocodras que llegará a sus manos en la Liberación Masiva de Madrid de Mayo.
Espero que te guste.

Gracias, Veda. Caerá pronto. Me comprometí a leerlo para completar la lista de los 100 libros del siglo XX... aunque no sabía que era tan gordote.

Me ha gustado mucho a pesar de no ser una lectura fácil. O precisamente por eso. Me ha costado. Entre el peso y la dificultad lo llevaba conmigo en días alternos. Pero sobre todo por la intensidad de las historias. En pocas líneas, el autor consigue que sufras por sus personajes, aunque a algunos no te los encuentras muchas veces y a otros solo de pasada. Por unos cuantos, a pesar de entrar de cabeza en sus vidas, no sientes nada. Sucede exactamente igual que con la gente que te encuentras en una estación si eres usuario habitual. Hay gente a la que conoces, intuyes su vida por su comportamiento, por sus conversaciones al teléfono o por lo que hablan con la gente que los acompaña. Algunos te despiertan lástima, simpatía, los sientes como alguien conocido. Otros, rechazo o incluso nada. Así es Manhattan Transfer, como un viaje al trabajo.

Para terminar me gustaría destacar la influencia musical en la obra. Las referencias a obras musicales clásicas o populares en su época son innumerables y creo que si el lector se toma la molestia de buscarlas y escucharlas (aunque algunas son imposibles de localizar), completan un poco una obra que está llena de ruidos de ciudad.

Gracias, Veda.

Se viene conmigo al meet. Veremos dónde lo dejo.

Libero porque soy becera. ¡Buen viaje!