"Descubriéndole su talento como actor trágico a una edad muy temprana, Apolo le reveló a Nicérato que le tomaba bajo su protección y a su servicio; Nicérato abrazó su vocación sin vacilar y se unió a una compañía de actores que salía a recorrer las ciudades de Grecia.

Quiso el dios poner a prueba a Nicérato durante un parlamento en el que el joven le representaba. Suspendido de un arnés sobre la escena, supo Nicérato que Meidias, su rival, había segado los cabos que le sujetaban; aún así, sabedor de la dignidad que suponía estar consagrado a Apolo, siguó recitando los versos, y aquella tarde salvó su vida y triunfó.

Entre el público se encontraba el hermoso y noble Dión, embajador del tirano de Siracusa Dionisio, quien le invitó a su casa. Aquella noche Nicérato conoció al que, en tiempos, había sido tutor y amante de Dión, Platón, el fundador de la famosa Academia. Cuando el actor se despidió de sus anfitriones horas más tarde, su destino estaba ya unido, por obra de Apolo, al del provecto filósofo y al del noble siracusano. Y así, cuando meses después muriese en Siracusa el viejo Dionisio y Platón y Dión intentaran poner en práctica en la ciudad las reformas políticas que enseñaban en Atenas, Nicérato, el primer actor de la escena griega, se iba a encontrar desempeñando un papel secundario, pero no exento de grandeza, en el gran teatro de la Historia."

Encontramos este ejemplar por un euro en el mercadillo solidario de la Bibilioteca Infanta Elena y nos pareció idóneo para liberarlo el Día del Libro en el Museo Arqueológico de Sevilla.

El Museo Arqueológico de Sevilla, en pleno Parque de María Luisa, es un lugar lleno de belleza e Historia, con mayúscula, ya que alberga desde fastuosos ajuares funerarios prehistóricos hasta los dioses romanos de Itálica, pasando por una réplica del Tesoro de El Carambolo. Queremos potenciar que se visite y disfrute liberando allí novela histórica, de modo que quien quiera cazar pueda regalarse la vista. Por tanto, el día 23 de abril, Día del Libro, a partir de las once de la mañana dejaremos este ejemplar y otros del mismo género en las salas XIV, XIX y XX, donde se encuentran el Mercurio, la Diana y los emperadores de Itálica, en los bancos que hay allí dispuestos para la contemplación de las esculturas.