"Después del genocidio de los insectores, Ender Wiggin desapareció y en su lugar surgió una voz poderosa: la nueva religión de los Portavoces de los Muertos, que sirven como sacerdotes a quienes no creen en ningún Dios y, sin embargo, creen en los valores de los seres humanos. Han pasado tres mil años desde los hechos de El juego de Ender, pero los efectos del viaje relativista permiten la presencia de un joven Ender de treinta y cinco años, elemento central en el segundo contacto de los seres humanos con otra raza galáctica. Esta especie, al igual que los insectores, resulta completamente extraña y, en sus primeros acercamientos a los seres humanos, han causado muertes incomprensibles. Sólo Ender, el xenocida, tendrá la valentía de afrontar la verdad."

Este segundo volumen en la saga de Ender, que se encuentra entre los abundantes títulos de ciencia ficción de la última donación recibida (qué placer tan grande, recibir estos libros), sigue explotando el sufrimiento de un protagonista que ahora, más maduro, se permite no sólo afrontar su propio dolor, sino dar voz y canalizar el de los demás. En este libro encontrará una familia y una nueva especie: me gustó mucho cómo se plantea hasta qué punto la cultura en que nos criamos nos hace juzgar las culturas ajenas como bárbaras, sin intentar comprender que nuestra escala de valores ni es universal ni tiene por qué serlo. En cierto modo, se reflexiona sobre el colonialismo, también, aunque han pasado tantos años desde que leí esta obra que tampoco me aventuraría a contar más, porque ni siquiera podría jurar que estas impresiones deriven de este volumen en concreto y no de otro de la saga...

Hemos quedado a las cinco de la tarde en el Parque de María Luisa, justo al lado de la plaza de las palomas (Plaza de América), no muy lejos del Museo de Artes y Costumbres Populares, donde hay una mesa de azulejo con un mapa del parque: a partir de ahí comenzaremos a liberar por todo el parque. ¡Suerte con la caza!

La segunda parte de "El juego de Ender" presenta ideas y conceptos muy interesantes, sobre todo para una mente científica, pero desgraciadamente, estas ideas no están muy bien llevadas a cabo. La narrativa del libro resulta a menudo tediosa y confusa (principalmente por empeñarse en utilizar varios idiomas y diferentes formas de llamar a los personajes) y, lo que es en sí el argumento, no llega a sorprender ni a enganchar. Aún así, es un libro aceptable de ciencia-ficción que sale perjudicado al compararse con su primera parte.