"A los treinta y un años y con una vida aparentemente perfectam Elizabeth Gilbert se traslada con su marido a las afueras de Nueva York y decie intentar tener un hijo, sólo para darse cuenta de que no quería un hijo ni un marido. En plena crisis emocional y espiritual decide empezar de nuevo y emprender un largo viaje. Este libro es la bitácora de esa travesía, en la que la autora descubrirá el placer sensual de la buena mesa y la buena conversación (la dolce vita romana), la paz interior alcanzada mediante la meditación en Bombay y, por fin, el deseado equilibrio entre cuerpo y espíritu en Bali."

Una tarde que tenía que esperar un poco y no tenía un libro en el bolso para matar el tiempo, compré en el VIPs de República Argentina este ejemplar por seis euros. Cedí al impulso del libro barato y no es que me arrepienta, pero ahora que se habla del declive de la chick-lit he encontrado un best-seller reciente que se ajusta a los cánones de ese género: chica mona, con dinero suficiente para ahogar sus neuras, que al final resuelve todos sus problemas. La diferencia es que esta vez lo resuelve a través de Dios, en una extraña mezcolanza de yoga, creencias balinesas, medicina alternativa y comida italiana.

La primera parte, la estancia en Italia, sí que me gustó: no conozco Roma, pero mis dos estancias de una semana cada una en ese país hicieron nacer en mí una pasión por sus monumentos y su gente que espero fomentar aún más con una visita a Pompeya este año (Roma habrá de esperar a un futuro de bonanza económica), así que todo lo que se cuenta de la gente agradable, la pasta con diferentes condimentos, los rincones maravillosos, etc, me resultó entretenido y ameno. Podía obviar las paranoias sobre las relaciones torturantes de dependencia absoluta. Sin embargo, el tema de Dios ya no podía asimilarlo tan bien...

La segunda parte, toda la historia del ashram indio, me cargó sobremanera. La protagonista busca a Dios a su manera: por mucho que se habla de abrir el corazón y suprimir el ego y la mente inquisitiva, hace una semblanza de Dios como una aceptación de lo que ella es, por completo, que se parece bastante a fortalecer la autoestima y reforzar el ego. Sin contar que la protagonista va adaptando las enseñanzas a sus propias necesidades a su antojo, de tal modo que sus resultados más parecen un cúmulo de felices coincidencias que el poder de la apertura de los chakras.

De hecho, sus paranoias se reproducen en Bali, que es la parte más propia de chick-lit, la parte del romance.

Atea como soy y alérgica a todo lo que pueda parecer literatura rosa, este libro estaba destinado a no gustarme. ¡A la calle con él!

El Día del Libro cae en lunes, así que hemos pensado que sería mejor organizar una liberación el día 22, domingo, que será más fácil que podamos coincidir todos. El lugar y la hora se están debatiendo aún en el grupo de Facebook, podéis informaros allí: http://www.facebook.com/groups/215948708464838/