"Siglos y siglos atrás, los dragones alados sembraron el terror por todo el imperio chino. A sus descendientes, unos caballos magníficos criados y montados por los Jinetes Salvajes, se los conoce como los caballos-dragon. Pero un mal de tiempos remotos ha despertado y dos hermanos, Rokshan y An Lushan, se verán arrastrados a la batalla. Rokshan ha de viajar a los valles de los Jinetes y al Llano de los Muertos. Allí lo espera el gran semental Observador de las Estrellas, señor de los caballos. Entre tanto, su hermano, An Lushan, elige un camino totalmente distinto.

Una fantasía épica que tiene como escenario la legendaria Ruta de la Seda en torno al siglo IX. Intensa, vibrante y repleta de mitos y aires de la antigua China imperial, esta novela gira en torno al esplendor de los caballos-dragón y la majestad de los dragones imperiales."

El libro en cuestión es en tapa dura, con sobrecubierta, pero me costó sólo cinco euros en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Sevilla.

Esta lectura ha sido a medias con mi hija: cuando ella soltaba el libro, aprovechaba para cogerlo yo. Este tipo de literatura me resulta muy entretenida, aunque el libro en sí no es de los que más me ha entusiasmado y el final no era el que me hubiera gustado.

He tardado bastante en leer este libro, precisamente porque mi padre me lo iba birlando en cuanto lo dejaba en alguna parte y me resultó más cómodo cedérselo y terminarlo cuando ya no tuviera que disputármelo con él. De todos modos, a pesar del estilo sencillo, de que apenas hay descripciones, ni detalles superfluos, ni nada que pudiera entorpecer una novelita de fantasía oriental con bastante acción y una mitología elaborada, la lectura se me ha hecho muy cuesta arriba, pesada y aburrida. No sólo el protagonista está predestinado y por tanto parece dejarse llevar sin más por la riada de acontecimientos, sin tomar ninguna decisión ni tener ninguna iniciativa (es mi impresión, que conste), sino que la mitología se narra en muy breves pinceladas, el carácter de los hermanos hace que se adivine demasiado pronto qué va a ser de ellos y se tarda demasiado en llegar a un clímax que se resuelve de manera muy precipitada. Páginas y páginas de paseo por la estepa y palabrería para que luego comience la destrucción y se salve al mundo de manera frenética.

No me ha gustado demasiado, no sé si se ha notado :P

Hemos quedado el jueves 16 de febrero a las cinco de la tarde en la puerta del Rectorado para tomar un café y liberar los libros por los alrededores. ¡Suerte con la caza, si alguien lo intenta!