"Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) fue un agitador, un artista enamorado de la acción, un novelista enérgico y comprometido con las clases populares. Encarcelado repetidamente por antimonárquico y anticlerical, su oratoria apasionada despertaba el entusiasmo popular, y sus novelas se vendieron por miles y se tradujeron en toda Europa. Tras una manifestación contra la guerra colonial, tuvo que ocultarse unos días en casa a de un amigo republicano, y allí, en unos cuadernos escolares, escribió el pequeño cuento que más tarde se convertiría en su novela más famosa: La barraca.

La barraca es el relato de una lucha entre labriegos y propietarios, que tuvo por origen un suceso trágico y abundó luego en conflictos y violencias. El suceso trágico al que se refiere Blasco es el asesinato de un terrateniente de la huerta valenciana por el tío Barret, a quien había empujado a la desesperación. Encarcelado éste, sus tierras y su casa (la barraca) son arrendadas a Batiste y su familia; pero los huertanos quieren que queden vacías y no produzcan beneficio alguno, como símbolo de la lucha contra los propietarios."

Ésta es la trigésimo cuarta entrega de la colección Clásicos Españoles de El País, que hemos recogido en Mairena del Alcor de manos de una usuaria de Nolotiro.org que nos la ha donado para liberarla.

Este libro debió ser liberado ayer en el Parque de María Luisa, pero mientras registraba todo lo que se iba a soltar ese día empecé a leerlo y me enganché. Es muy distinto de El papa del mar, el libro sobre el Papa Borgia que era lo único que había leído de este autor, pero igualmente me ha gustado mucho la forma de narrar y me ha conmovido mucho la historia: no sé si pensar que todos son víctimas de una forma u otra o si criminalizar directamente a los labriegos, porque cuando el estómago está vacío no sé si puede haber una conciencia de clase o si todo se convierte en un sálvese quien pueda para poder alimentar a la familia. Lo cierto es que sí hay solidaridad entre iguales, pero no se extiende a todos los que trabajan la tierra, sino que culpan de manera irracional al recién llegado y esa sensación de que todo está desquiciado y es profundamente injusto la que más me ha gustado de la novela.

No entiendo de corrientes literarias, así que no sé si la novela es costumbrista, pero sí que retrata la vida en la vega valenciana, aunque no conseguí ver a los labriegos tan oprimidos por los señores como en Los santos inocentes. Quizá porque, a mis ojos, en esta ocasión eran los opresores, aunque a su vez estén oprimidos.

Dejo el ejemplar disponible hasta que haya una próxima liberación masiva.

Quedamos a las siete de la tarde en la Plaza de América, en el Parque de María Luisa, para empezar a liberar desde allí como hacemos siempre.